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Las afectaciones del confinamiento, la falta de convivencia social, de clases presenciales y la violencia a los menores y sus familias al interior de sus hogares, ha generado serios problemas mentales especialmente en niños y jóvenes, que tan solo en 2020, año en el que inicio la pandemia de Covid 19, generó que más de mil 150 menores de edad decidieran quitarse la vida.
Expertos en la materia advierten que las enfermedades mentales que enfrentan los niños y jóvenes mexicanos se deben en gran medida a la pérdida de familiares, amigos o conocidos, así como a la falta de dinámicas escolares que les permitan la convivencia con niños de su edad, situación que se agudiza durante las fiestas decembrinas y de fin de año.
Los estragos que ha causado el confinamiento en esta población de menores de edad, es mayor de lo que cualquier experto hubiera sido capaz de prever, y lo más lamentable, es que ningún gobierno ha hecho prácticamente nada en prevención del suicidio.
La realidad es que la presencia del Coronavirus ha dejado lecciones a todos los países y particularmente a los gobiernos, a organizaciones sociales nacionales e internacionales, así como a autoridades específicas de la salud y a los gobiernos locales. Una de ellas, es la necesidad de contar con un
ordenamiento jurídico constitucional, con enfoque hacia la protección de la salud física y mental de niños y jóvenes.
De acuerdo con lo anterior, en el marco del Foro: “Sin Salud Emocional, no hay Salud”, organizado por el coordinador del PRD en el Congreso del Estado de México, Omar Ortega Álvarez, se expuso un amplio panorama sobre las bondades que ofrece el engranaje coordinado de acciones entre instituciones gubernamentales y el Poder Legislativo, con un mismo objetivo, que es la salud mental y emocional.
La propuesta de la bancada del PRD en el Congreso del Estado de México, tiene el objetivo de crear la Ley Estatal de Salud Mental; la Ley de Salud Emocional; y la Ley para la Prevención, Atención y Posvención de Suicidio, a fin de reorientar los esfuerzos, la calidad de las prestaciones y servicios institucionales, así como el derecho a recibir tratamiento cuando urge atención médica oportuna y eficiente.
Para el legislador, la pandemia de Coronavirus tomó desprevenidos a los gobiernos de todo el mundo, en particular con referencia a un marco de leyes y reglamentos que permitan la protección social y psicológica inmediata de niños y jóvenes durante y posterior al ataque de una pandemia.
Explicó que los niños y adolescentes constituyen un colectivo de especial vulnerabilidad. Esta pandemia se asocia con el incremento de factores psicosociales, tales como pérdida de hábitos saludables, violencia intrafamiliar y abuso de nuevas tecnologías. En México y en muchos otros países, aún se desconoce el impacto psicológico de Covid 19 en la población infantil y juvenil, sobre factores de riesgo asociados y posibles estrategias de intervención.
Adelantó que la salud mental representa el 12 por ciento de las muertes globales, y constituye una de las principales causas de mortalidad específicamente por suicidio. En 2020, año del inicio de la pandemia de Covid 19, más de 1,150 menores de edad decidieron quitarse la vida. De esta cantidad, 278 niños y niñas, tenían una edad entre 10 y 14 años.
Así, la falta de una atención especializada, que ahora no existe en el contexto constitucional, se convierte en imprescindible un ordenamiento jurídico que obligue a las autoridades sanitarias a aplicar medidas de logística inmediatas y casos de emergencia sanitaria.
De acuerdo con el INEGI, el estado de México es la entidad con mayores casos de suicidio en el país, por lo que el gobierno federal, los gobiernos estatales y los servicios médicos especializados, debemos coincidir en crear las condiciones para mejorar el panorama de salud en beneficio de todas y todos los mexicanos.
A casi dos años de presencia de la pandemia por Coronavirus en México, no se cuenta con un diagnóstico de qué hacer y cómo deberían actuar las autoridades de un país, para presentar alternativas de solución a problemas sociales derivados de un padecimiento de grandes dimensiones.
Seguramente son millones de mexicanos con secuelas, que esperan que los legisladores y las propias instancias de gobierno, legislen y aprueben programas de auxilio para aliviar una serie de problemas que está dejando el Covid 19. “Este mal constituye una emergencia para la salud pública, debido a la edad, a la elevada morbilidad y mortalidad que provoca en los seres humanos, sin contar sus repercusiones económicas y psicosociales.
Resulta imprescindible la detección de estos factores de riesgo y el diseño de estrategias de prevención, atención integral, seguimiento en crisis y en etapas posteriores, que impliquen la protección de niños y adolescentes, así como aporten efectos positivos a esos grupos poblacionales.
La evolución de la pandemia trajo consigo la limitación de actividades de primera necesidad. Se suspendieron sistemas productivos y laborales; los de transportes en general; cierre de locales culturales, artísticos, deportivos y comerciales. Se ordenó cerrar prácticamente todas las actividades escolares presenciales para millones de niños en todo el mundo.
Hubo paralización de actividades económicas y sociales y total restricción de movimientos con una cuarentena domiciliaria, instaurada para detener la pandemia. Fue un corte radical en la cotidianeidad de las personas. Esta ruptura, asociada a la implementación de protocolos de contención, conlleva a consecuencias psicosociales con múltiples estímulos generadores de estrés.
Expertos sobre la situación del estrés con relación a las pandemias, apuntan que las variables implicadas en el impacto psicológico, son el miedo a la infección por microorganismos y enfermedades; la manifestación de sentimientos de frustración y aburrimiento, por no poder cubrir las necesidades básicas, no disponer de información y problemas de salud mental previos, aunque el impacto emocional puede incluir diferentes reacciones. Destacan el miedo, ansiedad y preocupación en situaciones de elevado estrés psicológico ante amenazas de naturaleza impredecible.
Hoy, con el Covid 19, la salud emocional de los mexicanos, y seguramente de gran parte de la población del mundo, se ha convertido en una preocupación de salud pública, que exige de la atención de los gobiernos de todas las naciones y de las autoridades institucionales y locales, comentó Ortega Álvarez ante más de 350 especialistas de la salud.