Mary Jose Díaz / F&S
Migrantes haitianos que siguen varados en Tapachula, se volvieron a manifestar en la ciudad de Tapachula, provocando en el primer cuadro de la ciudad un gran caos vehicular ya que impidieron el paso de todo tipo de automóviles en el centro de esta ciudad.
La demanda de los inconformes sigue siendo, que los dejen salir de Tapachula y seguir su camino hacia los Estados Unidos, junto con inmigrantes de otras nacionalidades que se han unido para manifestar su molestia contra el Instituto Nacional de Migración y la Comisión Nacional de Ayuda a Refugiados.
Lamentablemente el centro de esta ciudad se ha convertido en la casa de los migrantes, pues la mayoría de ellos viven en las principales calles de Tapachula de manera infrahumana, pues sus necesidades fisiológicas las realizan en muchos casos al aire libre, sin que la alcaldesa Rosy Urbina, haga algo por atender la problemática de contaminación que padecen.
En este sentido comerciantes de la zona expresan su molestia por la baja de sus ventas, ya que ante la acumulación de extranjeros son pocas las familias que se acercan al primer cuadro de la ciudad a realizar compras como lo hacen de manera comín.
Este es el segundo día consecutivo en el que las protestas han regresado al centro de la ciudad de Tapachula, la cual se ve invadida por los inmigrantes que duermen, deambulan y hasta comercializan en esta zona, donde de nuevo con mantas y pancartas protestaron contra autoridades federales que demoran su visa humanitaria o las solicitudes de refugio que han realizado.
Los indocumentados aseguran que no quieren quedarse en Tapachula, que ellos buscan seguir al norte del país y de ahí a Estados Unidos, pero señalan ser retenidos hasta por dos meses que es el tiempo de espera para que tramiten su documentación, lo que ha propiciado que gasten el dinero que traían consigo o que les mandan sus familiares.
Además denuncian que son víctimas de abuso de caseros que han subido las rentas, de hoteleros, de comerciantes que les venden más caros los productos, de taxistas que le cobran mucho más caro el servicio que les brindan.
Además, los migrantes acusan que son víctimas del odio, el desprecio y racismo de parte de algunos sectores de la sociedad tapachulteca lo que ha creado una división social y por parte de las autoridades una actitud de omisión en el cumplimiento de sus promesas y responsabilidad que tienen con el trabajo que desempeñan.
Mientras que los albergues y las iglesias no se dan abasto para apoyar a las familias que demandan hospitalidad.