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Con profundo dolor comunicamos a todos, el sensible fallecimiento de nuestros hermanos sacerdotes Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz quienes fueron sustraídos durante la noche de la parroquia de Fátima y sus cuerpos fueron encontrados masacrados el día de hoy 19 de septiembre en el paraje conocido como la curva del diablo entre Poza Rica y Papantla.
Lamentamos profundamente la perdida de estos sacerdotes que primero fueron secuestrados y luego asesinados.
Estamos muy consternados por esta noticia y en oración por su eterno descanso.
Una vez más comprobamos que la violencia y la inseguridad se han enraizado en nuestra sociedad. Esperamos que las autoridades esclarezcan el crimen y que la perdida tan lamentable de estos hermanos nuestros sirva para que llegue la paz que tanto deseamos, así como vocaciones sacerdotales para seguir la misión evangelizadora de la Iglesia.
Condenamos toda forma de violencia y oramos por la conversión de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte.
El camino de la violencia y del crimen engendra más violencia.
Ojalá que quienes han entrado en esta espiral se den cuenta de que van en un camino equivocado. Dios no quiere la muerte, ni la violencia, ni la injusticia. Dios quiere la vida, Dios quiere que todos vivamos con justicia, con dignidad y en paz. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva (cfr. Ez 18, 21-28).Confesamos que Jesús es nuestra paz (Ef. 2, 14), y que la paz es posible. Si Jesús es nuestra paz, significa que hay que darle su lugar en el mundo, en nuestra sociedad y en nuestra vida.
En nuestra Provincia de Veracruz hemos estado insistiendo en la oración por la paz. Invito a todos a ponernos en oración por México. Jesús nos dice en su Evangelio: “Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis” (Mc 11, 24).