Pobladores del Lejano Oriente llegaron al continente americano hace cerca de 3000 años y fueron una influencia fundamental en la llamada “Cultura Madre” de Mesoamérica: la Olmeca.
F&S
Cuauhtémoc Sánchez Osio, investigador y especialista en Historia del Arte, afirmó que después de un profundo análisis y ordenamiento de información cartográfica, bibliográfica y arqueológica sobre el poblamiento del continente americano, mucha de ella con miles de años de antigüedad, es factible concluir que pobladores de Asia se aventuraron por el Océano Pacifico hasta tierras americanas, a las que, en su momento, identificaban como Fusang.
En conferencia de prensa realizada en las instalaciones de la Fundación Casa del Poeta, el experto describió algunos de los principales documentos históricos y mapas elaborados por europeos, árabes y asiáticos, previos a la llegada de Cristóbal Colon, que hacen referencia a tierras de lo que posteriormente se vino a llamar “Nuevo Mundo”.
Cabe decir que el recuento cartográfico que Sánchez Osio ha revisado, más de 20 mapas que brindan referencias de tierras que los europeos vinieron a “descubrir” casi 2500 años después de los asiáticos.
Explicó que en el año 1048 antes de cristo Di Xin, rey de la Dinastía Shang, fue retado por su vasallo Wu en la llamada batalla de Muye, con el apoyo de combatientes y esclavos desertores, quienes vencieron al rey dando origines a la nueva Dinastía Zhou.
Los clanes sobrevivientes de la Dinastía Shang se dispersaron a lo largo del continente asiático pero, algunos huyeron por barco desde la costa sureste de China hacia el Este y nunca más se supo de ellos.
De esta manera quedó registrada en la historia la llamada “Primera Gran Migración”, con navegantes que se pudieron detener , algunos en Corea, mientras otros siguieron las corrientes marítimas hacia el muy Lejano Oriente (Fusang), con la muy sólida probabilidad de que hayan tocado tierra en costas mexicanas.
Dijo que es justo en el tiempo en que cae la dinastía Shang, entre un grupo de pobladores florece en Mesoamérica la llamada cultura Olmeca, de la cual no se tiene registro de avance gradual en su desarrollo. “El gran salto coincidió justo al mismo tiempo del ocaso de la Dinastía Shang y la Primera Gran Migración” de Asia hacia el Este.
Existe sobrada evidencia en la escultura Olmeca de la presencia asiática en cientos de figuras, así como también de diversas otras razas. Esto podría explicar, por ejemplo, los perceptibles rasgos africanos de las cabezas colosales olmecas. Existe evidencia histórica de que los chinos contaban con el apoyo de personajes africanos, probablemente de Madagascar, como guardianes y guerreros en sus embarcaciones.
Sánchez Osio hizo también una serie de comparaciones arqueológicas, lingüísticas, artísticas, mitológicas, genéticas y de simbología, entre otras, que demuestras la evidente influencia milenaria de Asia en las culturas americanas como el caso de la olmeca y la maya en México, o la Tihuanaca en los países Andinos.
El experto esbozó, también, una segunda migración asiática, la cual muy probablemente llegó a América en el ocaso del imperio de Qin Shi Huang, quien unificó China, dándole su nombre, e inicio la construcción de su famosa muralla poco más de 200 años antes de cristo.
Este emperador ordenó una expedición hacia Fusang en búsqueda de la pócima para la vida eterna, describiendo esta tierra a 20 mil Li de distancia, la cual fue organizada por Xu Fu, y de la cual no se sabe si se quedó en Japón o llego a Fusang, ya que el navegante Xu Fu nunca regresó.
Sánchez Osio explico que la historia china registra que, siete siglos después de la posible llegada de Xu Fu, un grupo de monjes budistas llegaron a también Fusang e incluso la describieron en el tradicional libro chino de “Liang Shu”.
Es posible que se hayan realizado otras migraciones. Gavin Menzies, ex navegante de la Royal Navy británica publicó en 2001 su teoría de que el almirante eunuco chino, Zheng He, realizó diversas travesías por el mundo entre 1405 y 1433 incluida Améria. Esto lo plasmó, en su Obra “1421, el Año que China Descubrió América”. Sánchez Osio reconoce el esfuerzo documental de Menzies, aunque lamenta que el inglés hubiera tenido que recurrir a algunas especulaciones hasta cierto punto cuestionables para tratar de probar sus aseveraciones. Hacia el final de su vida, Menzies admitió que, en efecto, es probable que la llegada de los chinos coincidiera con el declive de la Dinastía Shang hace tres mil años, hecho que publicó en su obra “Quién Descubrió América” en
Cuauhtémoc Sánchez Osio hizo un llamado a investigadores, académicos, universidades, organismos especializados y autoridades relacionadas con la cultura, a profundizar en este tema y a tomar con seriedad el hecho difícilmente refutable de que los asiáticos estuvieron presentes en América desde hace treinta siglos, como resultado de diversas migraciones. “Debemos avanzar en esto. Los mexicanos merecemos una visión más clara y verdadera sobre nuestro pasado y nuestra profunda identidad nacional”.
La Secretaría de Educación Pública, concluyó, podría analizar el tema y considerar la posibilidad de integrar esta información en sus planes de estudio, lo que ayudaría a ampliar el conocimiento en las nuevas generaciones sobre nuestros orígenes.