Filo y Sofía Noticias
La iglesia católica de Chiapas exhortó a seguir rezando por la paz y asumir en nuestra vida personal, familiar y comunitaria, “gestos y acciones” de paz en nuestros entornos; al tiempo de informar que se inició una semana de sensibilización sobre la migración de personas la cual en la Frontera Sur de Chiapas, alcanza dimensiones de crisis humanitaria.
En conferencia de prensa Monseñor Rodrigo Aguilar recordó que cada año, el último domingo de septiembre, la Iglesia católica conmemora la Jornada mundial del emigrante y el refugiado, con la clara intención de volver los ojos, el corazón y las acciones de los fieles cristianos y la gente de buena voluntad hacia las situaciones que viven las personas que están en esa circunstancia de la migración.
“ Nosotros, en la Arquidiócesis de Tuxtla, con la Eucaristía que hemos celebrado hace unos momentos aquí en la catedral, estamos iniciando una semana de sensibilización sobre este fenómeno global”, destacó.
Señaló que el mensaje que el Papa Francisco ha enviado con ocasión de la 110 Jornada mundial del migrante se titula “Dios camina con nosotros” y nos invita a no perder de vista esa gran realidad: El Señor va construyendo con la humanidad la historia y no nos abandona a nuestra propia suerte; está a nuestro lado de diversas maneras, sosteniendo el caminar.
En ese sentido, el episodio del éxodo del pueblo de Israel, que sale del país de Egipto -donde vive situaciones insostenibles como la opresión, la esclavitud, el maltrato, etc.- en búsqueda de la Tierra prometida, se convierte en un signo de nuestra humanidad. “La presencia de Dios en medio del pueblo es una certeza de la historia de la salvación: «el Señor, tu Dios, te acompaña, y él no te abandonará ni te dejará desamparado» (Dt 31,6)”.
Francisco nos recuerda que “Dios no sólo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación”.
Por eso nos recuerda que “el encuentro con el migrante, como con cada hermano y hermana necesitados, «es también un encuentro con Cristo […]»”. Por eso, es una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús. En este sentido, los pobres nos salvan, porque nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor.
“Sigo animando a los hermanos y hermanas de la Pastoral social, de la Pastoral de la movilidad humana, de Cáritas, de la Casa del Migrante “Jesús esperanza en el camino”, para que continúen su labor de “buenos samaritanos”, en nombre de la Iglesia, en este bello y necesario servicio de acoger, integrar, proteger y promover a las personas migrantes”, apuntó.
Asimismo exhortó a los párrocos a colocar en sus planes de pastoral acciones de atención solidaria, desde la fe, a favor de los pobres, que en los migrantes adquieren una presencia significativa. Sigamos orando para que podamos tener mejores políticas públicas, más humanas, para una migración más segura, que garantice el respeto de los derechos humanos y salvaguarde la vida y dignidad de las personas migrantes, particularmente de las mujeres y los niños.