José Francico Carrasco /F&S
Disminuye hasta en un 60 por ciento el trabajo de tierras que se cultivaban en Chiapas, derivados de la crisis en apoyos lo cual provoca una menor producción de alimentos, coincidieron los investigadores Gerardo Noriega Altamirano y Enrique Rico Arzate.
Esto debido a que los suelos agrícolas se encuentran degradados en un 60 %, son bajos en sus contenidos de materia orgánica; parámetro que se asocia a la salud del suelo, por ello las raíces de los cultivos tienen poca capacidad de extraer nutrientes del suelo.
Estos son algunos de los factores de la baja fertilidad del suelo lo cual, está limitando a la agricultura además de la amenaza de escasez y el alza de los agroquímicos que aumentan los costos de los productos.
Ambos especialistas ponen a disposición de los campesinos, que son los pequeños y medianos productores en México, sus conocimientos y experiencia para que en conjunto se trabaje en este Proyecto de reconversión de la agricultura convencional a orgánica, teniendo como eje el cultivo de maíz.
Esto, debido a que a nivel mundial existe una crisis energética que ha provocado un incremento inédito en los tres fertilizantes de síntesis química de mayor uso en la agricultura, que son la urea, el fosfato mono amónico y el fosfato diamónico.
En México estos incrementos significan alrededor de 130% de los precios en fertilizantes, lo cual llevará a un incremento en los precios de los alimentos, además afectará a la agricultura en general, advirtieron.
De igual manera restaurar la fertilidad del patrimonio suelo, trabajar con productores que han venido practicando y demandando que se fomente la agricultura orgánica, profesores-investigadores de Instituciones Nacionales, promotores de una cultura ambiental y de la producción orgánica, presidentes municipales, comisariados ejidales, organizaciones productivas y de la sociedad civil, en general con la sociedad.
En ese sentido, informaron ambos especialistas, que han propuesto este programa de reconversión para restaurar el patrimonio suelo, producir alimentos sanos y conservar el patrimonio genético del maíz, acciones encausadas hacia la agricultura orgánica que impactará en la mejora de la alimentación y salud.